Al final, pasó lo que no pensaba que fuese a pasar, y se volvió inevitable.

Dos meses y poco en Inglaterra, y es como si pasaran por lo menos seis. Vivo rápido, duermo con prisas y me levanto temprano. Quién lo diría.

No tengo muchas nuevas cosas que contarte de éste último mes, pues todavía estoy explorando mi nuevo mundo, pero creo que es hora de charlar sobre lo que significa estar lejos de casa;

Estar lejos de casa significa no ver a tu familia y no hablar todo lo que deberías con ellxs; no irte a tomar el café con tus amigxs y probablemente perderte algún «acontecimiento extrañamente importante», que puede no ser nada o marcar un principio de algo; resignarte a que tu gato o perro, en el caso de que no te lo hayas podido llevar, viva sin ti y que te ataquen los pensamientos sobre cómo estará, si se acuerda de ti y qué pensará; o crear un nuevo hogar sobre cimientos inestables.

Sobre lo primero tengo que deciros que es ley de vida. Te vas dando cuenta de que no existe tiempo suficiente para mantener contacto con todo el mundo o a todas horas, ya que no solo tú tienes una nueva vida, sino que las demás personas también siguen con la suya. Y ésto lo podemos ligar al segundo punto; que yo tengo unas amigas maravillosas con las que mantengo línea (con algunas casi todos los días y con otras menos de lo que me gustaría), pero eso no te quita el pesar de que te gustaría verlas en la cafetería de la esquina. Y que no vamos a engañarnos: la pantalla de un móvil no es lo mismo.

Respecto a lo tercero solo voy a decir que mi querido Leo, el gato de mi vida, vive muy «happy» en su casa, con mi padre, y que sé que está bien. Que sigo su vida como si fuese una telenovela y que muchas noches deseo sentir como se sube por la cama. La resignación no te la va a quitar ni Dios, ni la fuerza divina en la que creas.

Y ahora llegamos al punto clave del post: TÚ nuevo hogar. Creo que si has llegado aquí, entenderás un poco lo que estoy contando; NO quiero volver.

No te confundas con lo que acabo de decir. Claro que quiero pisar mi amada Asturias y estar con las personas que quiero (y mi gato), encontrar trabajo allí y formar mi vida, pero…. De verdad, éste mundo me ha atrapado. Caí enamorada en Londres, algo que nunca pensé que fuese a pasar porque, como ya expliqué en el pasado post, éstas tierras nunca llamaron mi atención, y tengo hasta la intención de mudarme a Manchester. Sí, Manchester.

Sí, cimientos inestables. Que a mi paso por la vida nunca podrán ser firmes.

Y no, no será mañana, porque todavía tengo que respirar aún más en Crawley, ahorrar, y crecer en mi trabajo. Crecer. Trabajo. Me gusta mi trabajo, me gusta parte de la gente que he conocido, y tengo que explorarlo mucho más a fondo. Disfrutarlo y crecer, que al menos aquí se puede (otro mensaje subliminal para España). Por una vez en mi vida no me preocupa el hecho de no trabajar en algo relacionado con mis estudios. Te lo digo de corazón. Y por supuesto que quiero; y aquí tengo la oportunidad si en un futuro me lo planteo. Porque POR UNA VEZ EN MI VIDA, aquí no me preocupa el paso del tiempo.

Ahora sé que todo llega, ahora sé dónde estoy, ahora sé por qué tengo que luchar, ahora sé que quiero hacer.

Ahora llegó el momento de descubrir, amar, comprender, tolerar y trabajar en mí misma.

Querido diario, no sé cómo llegué aquí, pero ahora lo entiendo.

Y que el cielo nos acompañe…

Un comentario en “Querido diario…

  1. Precioso. Muchas gracias. Y que el camino que has descubierto ahí, en esas tierras que antes, como a mi, nada te decían; sea largo, fructífero y lleno de cosas que contar con sonrisas.

    Me gusta

Deja un comentario